Cómo benefician los campamentos a los niños y adolescentes

Cómo benefician los campamentos a los niños y adolescentes

La convivencia es el mejor aprendizaje de estos viajes sin padres

Los expertos coinciden en que para asistir a un campamento después de los cinco años cualquier edad es buena, pero que es a partir de los doce años cuando sacan mayor provecho de la experiencia. Por regla general, los tres primeros días suponen un periodo de adaptación. Nuevos amigos, monitores que no conocen, rutinas diferentes, comidas, la hora de dormir... todo cambia.

A unos les costará más que a otros, pero lo normal es que se adapten antes de que finalice la primera semana. Porque aunque muchos padres los elijan con la idea de reforzar sus conocimientos, la principal asignatura será la convivencia. Así que lo mejor es no preocuparse por el aprendizaje porque el hecho de que aprendan inglés, biología, arte... es algo que llega por añadidura si los niños están disfrutando del campamento.

 

Jorge Casesmeiro, director del centro Psicopaidos y asesor del Colegio de Pedagogos de Madrid, explica que los principales beneficios de esta experiencia residen en que los niños "disfrutan con otros compañeros de su edad en la realización de actividades lúdicas que son de su agrado; aprenden a convivir, compartir, respetarse y otros principios y habilidades sociales; desarrollan competencias y aptitudes relacionadas con actividades formativas -físicas, intelectuales, culturales- en un contexto relajado y amigable, y gozan de un entorno natural en contacto con la naturaleza en donde, además, aprovechan las opciones culturales de la zona".

 
Además, en el campamento establecen importantes lazos afectivos con otros niños de su misma edad, a la par que aprenden a valorar la seguridad, la comodidad y el afecto que les dan sus padres al estar alejados de la familia. Si la experiencia es positiva, mejorará su autoestima, la sociabilidad y la independencia ya que durante estos días realizarán sin ayuda y casi por contagio tareas en las que en casa cuentan con el apoyo de los padres: se asean solos, se visten, hacen su cama, recogen, ordenan... ahora bien, que luego las mantengan a lo largo del año ya será otra historia. Por norma, padres y docentes coinciden al asegurar que los niños vuelven de la experiencia mucho más maduros.

Campamentos infantiles: seguridad ante todo

Aunque en esto, como explica Juan Antonio Espeso, coordinador de la implantación del plan de seguridad en actividades de los campamentos del movimiento Scouts España, "es posible que los padres hayan bajado el nivel de exigencia a cambio de contar con una oferta que beneficie en cuestiones como el horario o la cercanía".

 
Se ha pasado de un exceso de celo a sobreentender que la empresa organizadora cuenta con todas las garantías y que si está en el mercado es porque funciona y las administraciones se encargan de vigilar todo lo relacionado con la seguridad. Por norma todo está correcto y hay grandes profesionales, pero los padres no pueden mirar hacia otro lado y tienen que preguntar sobre cuestiones importantes". En este sentido, señala que los padres han de interesarse por cuestiones como:
 

•  Tipo de actividades
  Conviene conocer la programación que se va a realizar para no llevarse sorpresas de última hora. Además, se debe preguntar por otras de carácter extraordinario que se puedan ofrecer, como una salida al mar, en barco, un ascenso a la montaña...  
     
•   Cualificación de los monitores

   Deben tener titulación, formación en primeros auxilios, en prevención de riesgos y seguridad y contar con experiencia. Y en actividades específicas con más riesgo, por ejemplo de multiaventura, estará especializado.  
     
•   Situación del material

   Con qué instalaciones cuentan, si son seguras, la antigüedad del material...  
     

•   Seguros contratados

  Todas las Comunidades Autónomas exigen a los organizadores, como mínimo un seguro de responsabilidad civil. Algunas piden también un seguro de accidentes que cubra la participación de los chicos en diferentes actividades, aunque no es obligatorio. Es bueno que los padres sepan si existe, si se contrata de alguna manera y qué coberturas cubre: transporte sanitario, rescate en montaña... También conviene preguntar si existe un centro de salud u hospital cerca.
   
•   Conocimiento del lugar

  Los organizadores deben conocer el lugar donde se va a ubicar el campamento y cuestiones como la morfología del terreno, la meteorología... y los padres deben informarse.
   
• Protocolos de seguridad

  La oferta es enorme y variada y no todos los campamentos están organizados o se preocupan de la misma manera. Pero es importante que cuenten con planes de evacuación en caso de inundaciones o incendios, que exista un botiquín, extintores, que se sigan de manera detallada las observaciones médicas o de intolerancia alimentaria que requieran algunos niños, las alergias...

 
Los padres tampoco han de descuidar el tema del transporte, está bien saber qué empresa es la responsable, si los vehículos cuentan con las medidas de seguridad, si existe un acompañante o si cuenta con el seguro obligatorio de viajeros.
     
  Todas estas cuestiones se deben y pueden hablar con los responsables de los campamentos para salir de dudas, y aunque hay que fiarse de la palabra, "lo mejor es que consten por escrito", precisa Juan Antonio Espeso para quien, a pesar de todo lo anterior, "la motivación es uno de los factores que más incide en la seguridad de los chicos. Existe una relación proporcional entre siniestralidad y motivación. Si al niño le gusta  lo que hace estará concentrado en las actividades. Pero si no le gusta se distraerá, aburrirá y se desorientará".  
     

  Otro tema a tener en cuenta son las normas. Aunque el campamento está pensado para el completo disfrute del menor, estos han de respetar algunos límites para no comprometer la seguridad, para saber comportarse y para saber qué pueden esperar de los demás. En esto, señala este experto, "el panorama de actividades infantiles es muy diverso, por ejemplo, los grupos de Scout se conocen, trabajan juntos, conocen a los monitores, hay una estructura aceptada en la que la seguridad se desarrolla de forma natural. Pero hay otros donde se conocen por primera vez al subir al autobús, en ellos las normas facilitarán las cuestiones de seguridad, pero dependerá más del talento del monitor".
 

Alternativas al campamento tradicional

   Y es que hoy día existen además otras muchas opciones alternativas al campamento que no implican que los niños tengan que dormir fuera: hay talleres urbanos, en centros culturales, en ayuntamientos y actividades de iniciativa privada que se desarrollan casi en las mismas horas de clase e incluso en los mismos colegios.

Otra buena idea es establecer "turnos de hogares" de modo que el niño pueda quedarse en casa de un familiar o de un amigo con otros compañeros.
       
  En las urbanizaciones esta opción puede resultar muy interesante ya que cada familia puede organizar actividades incluso al aire libre: piscina, partidos, juegos... Sin duda, resultará algo más complicado la organización, el trasiego de niños, las actividades que hay que programar... Pero puede resultar una experiencia igual de gratificante que los campamentos, ya que pueden compartir el verano con sus amigos o primos, y es una opción bastante más económica en los tiempos actuales.

Documento completo; http://www.desarrolloinfantil.net/salud-infantil/como-benefician-los-campamentos-a-ninos-y-adolescentes